martes, 11 de marzo de 2008

la verdadera historia de Julian Bocadillos


Julian era un chico tímido y callado... muy callado. Su mechón de pelo blanco en el flequillo nos hacía pensar que era un capricho de la naturaleza en sí mismo, algo extraño.
A Julian, o "Julian Bocadillos" como preferíamos llamarle, le duraba una eternidad el bocadillo... Poco después caí en la cuenta de que era la mejor excusa para permanecer callado todo el tiempo del "recreo", si a estar en el bar charlando de este u otro tema o viendo como los demás se liaban unos "petas" se podía llamar "recreo".
Ah!, no he dicho que por aquel entonces Julian, mis amigos y yo estudiábamos Bellas Artes y estábamos seguros de que seríamos grandes genios cuando termináramos los estudios. Julian Bocadillos se pegaba a nosotros como un perrito faldero... ¿qué podíamos hacer sino que llevarlo pegado a la cola todo el tiempo?... el nunca se quejaba y era nuestro, bueno lo confieso, mi blanco perfecto para ensañarme y mofarme de él con mis bromas estúpidas.
A Julian nunca le gustó la fama y sí permanecer en el anonimato o como dirían los de gomaespuma, "el economato". De hecho, cuando el equipo que formaban él y otras chicas, las más ariscas y feas de la clase- pues nadie había aceptado a Julian en su grupo y les "tocó" a ellas- ganaron el concurso de... "pinta el mural de la biblioteca como un capullo mientras los demás miran", él nunca quiso ir a la biblioteca a pintar, le daba vergüenza, era muy tímido.
Siempre estaba como mosqueado pues sabía de la actitud de los demás para con él. Si pienso en él ahora lo veo ahí, comiéndose su bocadillo del día, no fallaba nunca (fruto de una madre obsesionada con cuidarle seguramente) y callado, muy callado. Si le preguntabas algo sólo sabía responder con un "no se" o "tal vez"... era así de diplomático...
¿Qué habrá sido de él?. Creo que debe estar comiéndose su bocadillo del día y estará callado, muy callado. Julian, siento mucho haber sido yo el que te pusiera ese mote tan estúpido y siento no haber querido que entraras en nuestro grupo para rodar el corto aunque al final te tocara soportarme. Siento no haberme acordado de despedirme de ti al acabar la carrera. Porque me avergüenzo de mi actitud cuando pienso en ti y ahora al irme a dormir me di cuenta de que lo que tengo hoy no es más que el fruto de mi cosecha.
Si me veis por la calle me vereis callado, muy callado y convertido en Javier Bocadillos, arisco y cabizbajo.

No hay comentarios: